Hoy en día la escuela se halla ante el reto de
dar respuesta a unas exigencias que reflejan con exactitud la sociedad en la
que vivimos donde el aspecto económico, a priori, es el objetivo primordial
relacionado con la formación académica. No obstante, y gracias a la formación
recibida durante estas semanas en diferentes materias como psicología,
pedagogía y sociología, puedo afirmar con propiedad, que la formación de las
personas no es un asunto exclusivamente enfocado al desarrollo económico de una
comunidad, sino que el aspecto social de la educación constituye la base de
todo sistema democrático. Así, la escuela forma, efectivamente, a profesionales
pero sobre todo a ciudadanos que puedan participar de manera consciente y
activa en el progreso de la sociedad a la que pertenecen.
Respecto
al debate visto en el seminario sobre sociología sobre la cara y la cruz del sistema educativo español centrado
en el supuesto gran hándicap de nuestro país en lo referente a la educación: el
“fracaso escolar”; tendremos que partir de lo que se entiende, de manera
estandarizada, como la no superación de los estudios obligatorios marcados por
la legislación española por parte de un número importante de alumnos. Desde mi
punto de vista este término es demasiado ambiguo ya que muchos de esos “fracasados”
han conseguido grandes éxitos personales y profesionales a posteriori. No
obstante, en el programa de debate que estamos analizando, la Comisaria Europea
de Educación fue tajante acerca del fracaso escolar en España donde el 31% de
los jóvenes ha dejado de estudiar antes de acabar sus estudios obligatorios
(E.S.O). Los diferentes invitados del programa informan de que todos los que
intervienen en el proceso educativo de nuestro país tienen su responsabilidad:
la sociedad, la familia, la institución escolar, los profesores, los alumnos y
la legislación. De esta manera, se llega a la conclusión de que ya no se trata
tanto de un fracaso escolar, sino más bien de un fracaso social porque de un
modo u otro este desajuste afecta al conjunto de la sociedad.
Por otro lado, también se hace una
crítica a la forma de evaluación de las instituciones europeas que aportan
estos datos alarmantes ya que no tienen en cuenta una gran cantidad de aspectos
del sistema educativo español y de las causas que originan dicho fracaso
escolar. Respecto a éste, se hacen una serie de recomendaciones paliativas que
van desde la motivación por parte del profesorado hacia el alumnado, pasando
por la consideración de los aspectos emocionales de los alumnos y alumnas en el
proceso educativo y terminando por la revisión del aspecto legislativo de
nuestro país que, en ocasiones, supone una barrera institucional para el
desarrollo formativo de nuestros jóvenes.
REFLEXIÓN
"No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos".
Jean Paul Marat (1743-1793) Periodista y político revolucionario francés.
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